El principal enfoque en las políticas de Educación Especial es generar procesos inclusivos y hacer efectivo el derecho de una educación de calidad para todas las personas, generar espacios participativos libres de discriminación de los niños, niñas, jóvenes y adultos que presenten alguna NEE, garantizando de esta forma un sistema educativo representativo de nuestra realidad social.

Por tanto, caminar hacia ese enfoque, exige que los equipos pedagógicos quienes diseñan, implementan y evalúan los procesos educativos, tengan los conocimientos, habilidades y actitudes para atender las NEE que presentan los/las estudiantes, y que las características que presentan no sean un motivo para su acceso al aprendizaje, de acuerdo con lo que propone el currículo escolar, contando con los apoyos y adecuaciones necesarias.

De acuerdo a estas afirmaciones, y los esfuerzos de distintos agentes de la comunidad, por visibilizar las personas que presentan Trastorno del Espectro Autista (TEA), se ha impulsado y aprobado recientemente la Ley que “Establece la promoción de la inclusión, la atención integral, y la protección de los derechos de las personas con trastorno del espectro autista en el ámbito social, de salud y educación”.

Esto moviliza en el fortalecimiento de competencias a las comunidades educativas que en su población tiene alumnos/as con TEA. Por tanto, está la necesidad de incluir nuevas prácticas educativas para generar el proceso inclusivo y la atención a sus necesidades educativas especiales, mediante información permanente que contribuya a enriquecer las respuestas educativas para los niños, niñas y jóvenes con trastorno espectro autista.